miércoles, 2 de julio de 2025

Wernher von Braun: testigo silencioso


 "La última carta será una amenaza extraterrestre."

Así, casi como quien dicta una profecía, Wernher von Braun habría advertido a su asistente sobre el cierre de una larga jugada. ¿Qué sabía el célebre ingeniero alemán que lo llevó a pronunciar semejante frase? ¿Por qué su nombre aparece una y otra vez en relatos que trasponen las fronteras de la ciencia, la política y la conspiración?


 El arquitecto del futuro… ¿y del pasado?

Von Braun nació en 1912, en el seno de la aristocracia prusiana, y desde joven mostró un interés voraz por el espacio. No contento con el telescopio que le regaló su madre, desmontó un auto viejo y construyó un observatorio. Recibió una educación técnica y más tarde se alistó en el ejército. Su genio lo llevó a liderar el programa de misiles V-2 bajo el régimen nazi. Al término de la guerra fue capturado por EE.UU. y trasladado, junto con cientos de científicos alemanes, mediante la Operación Paperclip. Allí comenzó una nueva vida como cerebro del programa espacial norteamericano.

Ya en la NASA, diseñó el Saturno V y guió los pasos del Apolo 11 hacia la Luna. Fue asesor presidencial, figura pública y divulgador científico. Su colaboración con Walt Disney en la serie Man in Space (1955–1957) hizo soñar a toda una generación con la era espacial. Pero más allá del sueño, hubo secretos. Y muchos creen que von Braun sabía más de lo que dijo.


 La última carta

En los años 70, von Braun trabajaba para Fairchild Industries. Fue allí donde conoció a Carol Rosin, joven ejecutiva que lo acompañaría hasta el final de su vida. Décadas después, Rosin reveló que von Braun le había hecho una advertencia escalofriante: que el poder militar usaría una sucesión de amenazas artificiales para mantener el control global. Primero serían los rusos, luego los terroristas, más tarde los asteroides… y por último, una amenaza extraterrestre falsa[^1].

Rosin testificó sobre esto ante el Disclosure Project en 2001. Afirmó que von Braun la instó a oponerse a la militarización del espacio. Aunque no hay registros grabados de la advertencia, la frase “la última carta será una amenaza extraterrestre” se volvió icónica entre ufólogos, conspiracionistas y, sobre todo, promotores de la desclasificación.


 Una mujer brillante

Carol Rosin, lejos de ser una fanática de los ovnis o las teorías conspirativas, era una mujer brillante con un doctorado en ciencias, y la primera en ocupar un alto cargo ejecutivo en la industria aeroespacial. Su activismo por la eliminación total del armamento espacial fue más allá de una vocación pacifista: a sus esfuerzos se debe en parte la primera colaboración entre cosmonautas soviéticos y astronautas estadounidenses: las misiones conjuntas Apolo-Soyuz.


 Material “inteligente”: Roswell y la ciencia secreta

Otro episodio aún más críptico surge del testimonio de Clark McClelland, ex técnico de la NASA. Según él, von Braun le dijo en privado que el material recuperado en Roswell era “no terrestre” y tenía propiedades “orgánicas, incluso inteligentes”[^2].

Aunque McClelland es una figura polémica y sus dichos carecen de respaldo documental, la idea de que ciertos científicos de élite accedieron a materiales anómalos ha sido sostenida por otros insiders, como Philip Corso o Edgar Mitchell. Von Braun no dejó comentarios públicos sobre Roswell, pero su proximidad a las altas esferas militares y científicas da margen a la especulación.


 El Cronovisor: género imposible de la cinematografía

El relato más improbable —y más fascinante— lo ubica en el Vaticano. Según algunas fuentes esotéricas, von Braun habría colaborado con el sacerdote benedictino Marcello Pellegrino Ernetti y el físico Enrico Fermi en la creación del Cronovisor, un aparato capaz de visualizar eventos del pasado.

En 1972, el padre Ernetti concedió una entrevista al Corriere della Sera, en la que describió haber presenciado, mediante el Cronovisor, momentos como el discurso de Cicerón o la crucifixión de Jesús[^3]. Luego guardó silencio durante años, hasta conceder una entrevista final al periodista español Javier Sierra, donde reafirmó sus dichos[^4].

El nombre de von Braun aparece en algunos relatos como parte del equipo científico secreto. ¿Pura leyenda? Tal vez. Pero el solo hecho de que su nombre haya sido incluido sugiere que su figura representa algo más que la ciencia ortodoxa.


 ¿Qué quería decir Oberth?

Von Braun fue discípulo y colaborador del físico Hermann Oberth, uno de los fundadores de la astronáutica moderna. En los años 70, Oberth hizo una declaración que desconcertó incluso a sus colegas:

“Los platillos volantes son reales. Y vienen de fuera de este mundo. Están tripulados por seres inteligentes que nos están observando. Nos ayudan. Estoy convencido de que están detrás de muchos de nuestros descubrimientos.”[^5]

El término clave es “nos ayudan”. ¿A qué se refería? Algunos han interpretado esta frase como una confesión velada de ingeniería inversa, sobre tecnología “donada” por entidades no humanas. Otros la consideran un indicio de colaboración encubierta. Pero viniendo de un científico tan respetado, la frase no pasó inadvertida. Y von Braun nunca lo desmintió.


 Vínculos de poder y acceso privilegiado

Además de Disney y Oberth, von Braun circuló en ambientes donde la información clasificada fluía como el agua.

Dwight D. Eisenhower —presidente con quien trabajó estrechamente— es también protagonista de relatos sobre un supuesto contacto con extraterrestres en 1954. Otro es Richard Nixon, quien habría autorizado a personal de la NASA a presenciar tecnologías no convencionales.

Asimismo, von Braun trabajó con personal militar y contratistas como Fairchild, Bell Labs y compañías vinculadas al desarrollo de defensa aeroespacial.

La colaboración con Disney puede parecer anecdótica, pero algunos investigadores —como Richard Dolan— la ven como parte de un programa cultural de preparación gradual para un futuro contacto.


 Un testigo entre mundos

Wernher von Braun murió en 1977, tras años de batalla contra el cáncer. En sus discursos hablaba de la fe, del espacio y del futuro de la humanidad. Nunca mencionó alienígenas, ni Roswell, ni cronovisores. Pero muchos piensan que su silencio era la forma más sofisticada de decirlo todo. Quizás por eso su silencio parece tan atronador.


 La novela de Von Braun de 1949: ¿Elon, el rey de Marte?

Von Braun escribió en 1949 Mars Project, una obra de ciencia ficción que no encontró editores hasta 2006, aunque un apéndice fue publicado en inglés en 1952. En ella, los terrícolas entablan contacto con una avanzada civilización marciana, cuyo gobierno está regido por un grupo de diez individuos al mando de un “Elon”.

A nadie se le escapó lo que parecía una curiosa coincidencia: la mención de este nombre mucho antes de que Elon Musk —cuyas intenciones de colonizar Marte son públicas— siquiera hubiera nacido. El padre de Musk aguó la fiesta al declarar que conocía la obra de Von Braun al bautizar a su hijo. Al parecer, la tradición familiar de poner nombres exóticos persistió, y Elon Musk hizo lo mismo, nombrando a uno de sus hijos como X Æ A-12.


 El precio del sueño

Más allá de esta anécdota, la vida de von Braun plantea un debate ético. El sueño de su infancia se habla cumplido —lanzar a la humanidad a la exploración del espacio— a cambio de la pérdida de millones de vidas humanas. ¿Estuvo justificado? ¿Pudo haberse hecho de otra manera?

Sabemos, por sus declaraciones y confesiones indirectas, que debió luchar con esta contradicción durante toda su vida. Dudó al enrolarse en el ejército alemán, pero este le proporcionaba los medios para experimentar con la cohetería. Se dice que el trabajo esclavo en la construcción de las V-2  —realizado por prisioneros de campos de concentración y supervisado por von Braun— mató a más gente que las bombas que fabricaban.

¿Quizás por eso su silencio parece tan atronador?

Entre el reconocimiento y la culpa, ya no podía hacer mucho por enmendarlo, salvo investir a su secretaria con la información que él nunca revelaría directamente. Siempre hablaba por boca de otros cuando se trataba de secretos. Le dijo a Carol Rosin lo que iba a suceder. Y por qué ella debía oponerse a la militarización del espacio.


 ¿Se jugará la última carta?

La profecía de von Braun se ha cumplido rigurosamente. Solo resta por ver si lo que él llamó “la última carta” será jugada... y cuáles serán sus consecuencias.



 Notas

[^1]: Carol Rosin, Disclosure Project Testimony (2001). Ver video completo en: [YouTube](https://www.youtube.com/watch?v=7ALLUuvsVkM)

[^2]: Clark McClelland, Space Disclosure Testimony. Fragmentos reproducidos en entrevistas y foros. (No existe fuente audiovisual directa.)

[^3]: Corriere della Sera, 2 de mayo de 1972.

[^4]: Sierra, Javier. Entrevista final a Ernetti, reproducida en Más Allá de la Ciencia, Nº 146, 2001.

[^5]: Declaración de Hermann Oberth citada en Flying Saucers from Outer Space, Donald Keyhoe, 1953. Reiterada en conferencias posteriores.



domingo, 29 de junio de 2025

La Tierra como campo de entrenamiento no humano


La hipótesis explica la diversidad de relatos como fases de entrenamiento de agentes en la Tierra. El “elemento absurdo” deja de ser incoherencia y se convierte en la firma de un protocolo sofisticado.


El testigo ya no es el protagonista

Antes de ser acribillado por quienes pudieran sentirse ofendidos, diré para tranquilidad de los ufólogos clásicos que yo también creo, como ellos, que “el testigo lo es todo”, ya que sin su testimonio no habría nada para discutir. Lo que hace esta hipótesis es simplemente correr al testigo de su protagonismo antropocéntrico, lo cual nos permite examinar su testimonio con mayor objetividad.


Una hipótesis que invierte los roles

Esta hipótesis propone que la Tierra es un campo de entrenamiento para agentes -principalmente no humanos- y que este entrenamiento puede seguirse a través de las distintas etapas de la historia y del fenómeno. Los agentes no buscan el contacto: lo utilizan. El testigo no es el “contactado”, ni el “elegido”, es una variable de entorno útil para el entrenamiento. Si el testigo es monitoreado antes del encuentro, como sugiere la casuística, no es por un interés especial en él, sino porque sus características serán útiles para el entrenamiento de un agente en particular.


¿Fantasía o una herramienta lógica?

A primera vista, la hipótesis puede parecer gratuita o fantasiosa, sin sustento real. Sin embargo, surge como consecuencia lógica de los casos cuando aplicamos el intercambio de roles. Necesita sólo tres elementos para funcionar: el testigo, el agente y el evaluador. Pero la economía de recursos no es su única virtud. Asombrosamente, muchos de los elementos “absurdos” tan comunes en los testimonios dejan de serlo y se vuelven lógicos y comprensibles. 


Dos casos sudamericanos ponen la hipótesis a prueba 

Para entender mejor de qué hablamos veremos dos casos contemporáneos, ambos sudamericanos, que presentan detalles “absurdos” o incomprensibles y luego los analizaremos desde esta nueva óptica. Ambos casos han sido bien investigados y narrados por los propios testigos.


Valeriano Verdugo: evaluación en una ruta solitaria

 El primer caso es el de Valeriano Verdugo, camionero que en viaje por una ruta solitaria recoge a un extraño autoestopista. Aunque su vestimenta y comportamiento parecen un poco estrafalarios -lleva sombrero de paja, guantes y valija en medio de una ruta donde no hay nada, no pestañea y sólo responde lo que quiere- parece un hombre educado y, sin duda alguna conoce bien el terreno, ya que menciona detalles del lugar que, como apunta Valeriano, eran poco conocidos en aquella época incluso para gente familiarizada con la zona. Apenas sube el extraño, tres ovnis aparecen a un lado de la ruta y comienzan a seguir al camión. La esposa del camionero pregunta qué es aquello y Valeriano, para tranquilizarla, miente que son las luces de una ruta cercana. Astutamente, le pregunta al extraño qué opina sobre los ovnis, pero este no solo evade el tema sino que empieza a adivinar lo que el camionero está pensando y lo convierte en tema de conversación. La situación se vuelve tensa hasta que el extraño pide bajar junto a un guardaganado, en medio de la nada. Los ovnis desaparecen, curiosamente, cuando baja el extraño. Unos kilómetros adelante Valeriano decide hacer una parada, pero cuando lo hace y ve a los tres ovnis perderse en la distancia, regresa al camión de inmediato y sigue viaje.

No tan absurdo 

Los elementos absurdos son evidentes..El extraño ¿por qué lee los pensamientos de Valeriano y se lo hace saber? Ya había adivinado el kilaje exacto de la carga que llevaba el camión, sin que nadie le dijese que había carga. Si como se desprende del relato el extraño tenía tres ovnis a su disposición, ¿qué sentido tenía hacer dedo a un camión en una ruta desolada? 

La respuesta es simple desde nuestra hipótesis. El testigo no es el objeto de la experiencia, sino el extraño, que está siendo evaluado en sus capacidades de control mental, telepatía y desenvolvimiento en un escenario de relativa dificultad. Este agente -que puede ser no humano, humano con habilidades especiales (como parece ser el caso), alienígena, robótico, etcétera-, está siendo evaluado y sus evaluadores, representados por los ovnis que monitorean la prueba, son plenamente visibles, probablemente no para asustar al testigo, sino como presión adicional para el agente. La primera prueba será lograr que el camionero lo suba, pese a su vestimenta estrafalaria y la falta de espacio en el camión, ya que aquella noche Valeriano viajaba, excepcionalmente, con su mujer y su hijo. Esta fase de la prueba fue un éxito y la declaración de Valeriano lo confirma: “Algo más fuerte que yo me hizo parar ”. El agente no lee la mente del camionero y se lo hace saber para alardear ni intimidarlo: lo hace para sus evaluadores.


Paúl Parada: evaluación durante un incendio forestal 

Transcribo una versión abreviada de la nota npublicada por Unitel en 2022:

“Yo formo parte de un grupo de operaciones especiales: Funsar. Soy médico, mi especialidad es emergencias y estoy formado en búsqueda y rescate. Soy bombero voluntario”, relató Paúl en una entrevista con el periodista Yohanan Díaz y otros analistas.

Paúl señala que una noche de septiembre de 2019 se encontraba de guardia en una posta médica improvisada cuando vio a “un gringo en medio de la nada”.

El médico recordó que durante los días del incendio llegaron al lugar personas de diferentes lugares de Europa y Estados Unidos para ayudar a combatir el fuego, por lo que no se extrañó al ver a una persona extranjera.

“El tipo venía caminando, tenía una manta encima porque esa noche hacía demasiado frío”. El hombre se acercó a Paúl y  le dijo que necesitaba ayuda, por lo que ingresaron a la posta médica.

“Él tenía un traje azul de una sola pieza, con líneas plateadas; rayas y puntos, como con un código morse. Pensé  que era un traje especial para combatir el fuego.

“Todo normal hasta que se comienza a sacar el traje, que era como un elástico. Vi que tenía una herida bastante profunda en el antebrazo.

El doctor preguntó al extraño qué había sucedido. “Él mentalmente o telepáticamente me dice: ‘Una cría de puma’”. Paúl al principio creyó que era su imaginación.

“Pero en ese instante el tipo me pone la mano sobre el hombro y nuevamente, telepáticamente, me dice ‘Tranquilo. Todo está bien, tranquilo’”. Paúl sintió mucho temor y decidió dejar su mente en blanco temiendo que su mente fuera a ser leída.

En ese momento, por la mente de Paúl pasaron muchas cosas incluso la posibilidad de que ese encuentro terminara en tragedia, dejando huérfana a su hija, quien tenía un mes de nacida.

Paúl comenzó a suturar la herida, en medio del temor y pensando en terminar rápido. Sin embargo, el trabajo duró 40 minutos.

Tras concluir, Paúl le dijo cómo debía cuidar las suturas y que debía volver para quitar los puntos, como habitualmente hace con otros pacientes.

“Nos paramos y otra vez él me habla en perfecto español y me dice ‘Me siento débil. No te asustes por lo que vas a ver’. 

Paúl abrió la puerta y a unos doscientos metros divisó, bajo un árbol, dos seres parecidos al clásico alienígena gris, pero de “color verde pálido” y “la cabeza ovalada, aunque no tan gigante”. Ambos vestían el mismo traje azul que el hombre.

“Encima de ellos había una nave, no sé si extraterrestre o qué sería completamente en silencio, no tenía luces, pero se veían claramente unas seis u ocho ventanas”, indicó Paúl y recordó que la luna iluminaba todo.

El médico acompañó al hombre mientras los otros seres se iban acercando y cuando vio que estaban muy cerca, decidió retornar a la posta médica. El ‘gringo’ se despidió levantando el pulgar.


El propio Paúl ha señalado la incongruencia de que este extraño, evidentemente vinculado a una tecnología avanzada que lo viene a recoger, deba buscar asistencia médica en una posta rural. Agreguemos a esto la innecesaria "conversación" telepática cuando se muestra capaz de hablar en un español fluido. Pues bien, lo absurdo deja de serlo cuando cambiamos los roles y el objeto de la experiencia deja de ser el testigo y pasa a ser el extraño, que está siendo evaluado en su capacidad para ejercer un control mental orientado a calmar a un testigo muerto de miedo ante lo desconocido, que debe completar una tarea quirúrgica de cuarenta minutos, tarea que pese a su conmoción completa con éxito.Nuevamente, el testigo no parece haber sido elegido al azar sino porque brinda condiciones ideales para la evaluación del agente: la admirable templanza del médico aún en una situación de máximo estrés lo hacen idóneo para que el evaluado (el gringo alienígena) muestre sus habilidades.

Veamos a continuación como explica esta hipótesis algunos de los capítulos más relevantes de la ufología.


Persecuciones aéreas

En numerosos episodios documentados por militares, como los reportes del Pentágono, el célebre caso del Comandante Fravor (USS Nimitz, 2004), o el épico aterrizaje de Polanco (Argentina, 1985) los objetos parecen no tener intenciones hostiles ni de contacto, sino que ejecutan maniobras evasivas o persecutorias (algunas de ellas imposibles para nuestros pilotos) ante aeronaves que intentan interceptarlos o eludirlos. En esta hipótesis, dichas maniobras pueden ser leídas como parte de entrenamientos en evasión, precisión de vuelo y monitoreo de reacciones humanas. La interacción no busca establecer comunicación, sino practicarla desde el anonimato y el control de variables. Como en cualquier ejercicio militar, los agentes aprenden observando respuestas humanas en situaciones de alerta, sin necesidad de intervenir físicamente.

Desde la ufología clásica, estas persecuciones se interpretan como intentos fallidos de contacto o como evidencia de una amenaza. Pero esta hipótesis ofrece una explicación más coherente: no son fallos, sino ejercicios deliberados.

Estrellamientos en lugares remotos o cerca de bases

El caso Roswell (1947) es paradigmático, pero hay muchos más: en Kecksburg (1965) o en Shag Harbour, Canadá (1967), las caídas de objetos no identificados tienen lugar en zonas controlables o de bajo tránsito. La hipótesis del entrenamiento sugiere que estas "donaciones tecnológicas" o simulacros permiten evaluar reacciones, investigar protocolos de recuperación e incluso introducir elementos para estudiar su impacto cultural. Su ausencia total en grandes urbes refuerza esta idea: no se trata de accidentes, sino de eventos localizados con fines específicos dentro del campo de prueba.

La interpretación clásica apunta a accidentes genuinos o visitas truncas. Pero si fueran accidentes, ¿por qué suceden siempre en zonas de bajo riesgo civil? La hipótesis de entrenamiento lo explica como selección estratégica.

Desactivación y activación de misiles

Los incidentes reportados en bases como Malmstrom (1967) en EE.UU., donde varios misiles nucleares fueron desactivados tras la presencia de ovnis, tienen su contraparte: algunos de estos sistemas fueron activados sin autorización humana. En el marco de esta hipótesis, se trataría de entrenamientos en interferencia tecnológica, protocolos de seguridad y observación de la cadena de mando. El interés de los agentes no es impedir un conflicto humano ni provocarlo, sino medir la resiliencia y capacidad de respuesta de los sistemas humanos ante lo inexplicable y la capacidad de los agentes en un ejercicio de alto riesgo y máxima peligrosidad. Yo diría que el entrenamiento es bueno, ya que hasta ahora la Tierra no voló en mil pedazos. Si, ya sé: lo de Sodoma y Gomorra fue un tanto extremo, pero los entrenadores habrán encontrado razones válidas para hacerlo. La misma clase de razones hipócritas y criminales con las que justificamos Nagasaki e Hiroshima. ¿No éramos tan diferentes, después de todo?

La ufología clásica lo ve como advertencia de paz o disuasión nuclear. Pero ¿por qué las advertencias no son acompañadas de ningún mensaje claro? En cambio, la hipótesis de entrenamiento encaja mejor: se trata de prácticas controladas.

Abducciones intrusivas

Lejos de ser actos de conquista o crueldad, las abducciones podrían ser vistas como entrenamientos en manipulación biológica, control de memoria y lectura emocional. El caso de Betty y Barney Hill (1961), o los múltiples analizados por el Dr. David Jacobs, muestran patrones repetitivos, errores de procedimiento y correcciones posteriores, como si se tratara de prácticas clínicas llevadas a cabo por aprendices o agentes en formación. La reportada torpeza de los aprendices grises podría ser el resultado de un agente dirigiendo remotamente un androide y hay que decir que esta etapa del entrenamiento podría encubrir algún propósito siniestro, desde el punto de vista humano, pero probablemente útil para los evaluadores. El testigo no es un objetivo, sino un instrumento.

La interpretación dominante es la de un interés científico en la especie humana o la hibridación. Pero los errores recurrentes y las pruebas redundantes sugieren más bien un proceso de aprendizaje operativo.

Ámbitos del experimento

Los relatos abarcan escenarios diversos: el lecho submarino (caso de la isla Decepción, Antártida), el espacio exterior (transbordadores seguidos por ovnis) y por supuesto, la superficie terrestre. Esta versatilidad sugiere un programa complejo y prolongado, donde los agentes deben aprender a operar en múltiples medios. En todos los casos, lo central no es lo que el testigo vio, sino lo que el agente ejecutó: una acción bajo observación evaluativa.

La ufología clásica tiende a segmentar estos ámbitos como fenómenos separados (ovnis, OSNIs, etc.). La hipótesis unificadora del entrenamiento explica esa diversidad como un requisito integral de formación.

Evolución histórica del fenómeno

Desde las ruedas ardientes de Ezequiel hasta los foo fighters de la Segunda Guerra Mundial, el fenómeno parece cambiar de forma adaptándose al lenguaje cultural y tecnológico del momento. Esta adaptabilidad no implica fraude, sino protocolo: los entrenamientos se ajustan al entorno simbólico vigente para medir respuestas específicas. La historia del fenómeno es, en realidad, la historia de sus ejercicios de adaptación.

Para la interpretación clásica, esta variabilidad es causa de confusión y escepticismo. Aquí, en cambio, es una clave esencial del método: adaptación como táctica de entrenamiento.

Guerras en el cielo

Las crónicas medievales como la de Núremberg (1561) o Basilea (1566) relatan enfrentamientos entre objetos aéreos, que hoy llamaríamos ovnis. A la luz de esta hipótesis, tales "guerras" serían simulaciones bélicas, entrenamientos de maniobra y combate, observables a distancia por testigos humanos para medir su interpretación, temor o capacidad de relato. El evento no es real en términos humanos, pero lo es en términos evaluativos.

Para muchos ufólogos, estos episodios sugieren conflictos interplanetarios. Pero no hay continuidad ni consecuencias visibles. En cambio, si fueron ejercicios tácticos observados por civiles, todo encaja.

Dioses civilizadores y agentes prehistóricos

Numerosas culturas atribuyen su génesis a entidades descendidas del cielo que enseñaron agricultura, escritura o astronomía. ¿Fueron simples mitos? ¿O agentes en tareas más complejas de modelado cultural como parte de una primera fase del entrenamiento? Desde Quetzalcóatl hasta los Apkallu sumerios, la narrativa de los instructores celestes se repite con patrones sospechosamente estructurados. Quizás en esas épocas los agentes eran más activos en intervención, y menos en simulacro.

La visión tradicional los considera seres divinos, arquetipos o astronautas antiguos. Esta hipótesis, sin negar la intervención, la recontextualiza: eran agentes en misión formativa temprana. Esto también explicaría por qué los dioses civilizadores -en realidad educadores siendo evaluados- se van casi siempre sin despedirse (aunque si lo hacen, al igual que Terminator, prometiendo que volverán) y desaparecen sin dejar rastro cumplida la misión.  


Conclusión: el fenómeno como rutina, no como visita

La hipótesis del campo de entrenamiento permite entender por qué el fenómeno se repite pero nunca se define; por qué parece absurdo, pero no aleatorio; por qué parece cerca, pero siempre inasible. Porque su lógica no es humana, sino pedagógica para otro tipo de inteligencia. El fenómeno ovni, entendido así, deja de ser una visita y se convierte en una rutina. Deja de ser un mensaje para nosotros y pasa a ser una clase práctica para ellos.

El testigo, entonces, no es víctima ni elegido, sino asistente involuntario en una escuela sin pizarras, donde lo que se enseña no es lo que creemos, y lo que se aprende no es lo que queremos saber.

Lejos de contradecir a los grandes nombres del pensamiento heterodoxo, esta hipótesis dialoga con ellos. Charles Fort ya se preguntaba si “somos propiedad de alguien”; John Keel propuso la idea de inteligencias que operan detrás de máscaras cambiantes; Jacques Vallée habló de un sistema de control simbólico; Salvador Freixedo y Caravaca intuyeron lo teatral y el absurdo como parte constitutiva del fenómeno. Esta propuesta no los niega, los amplifica: lo teatral tiene un propósito, lo absurdo tiene un método. El entrenamiento no excluye la manipulación simbólica, la requiere.La diferencia es que aquí esa teatralidad tiene una función: entrenar, y no simplemente confundir o impactar.

Finalmente, ¿creo yo en mí propia hipótesis? No demasiado. Pero me satisface que su coherencia, aunque sea momentánea o ilusoria, nos obligue a mirar el mundo con un dejo de humildad. El teatro ha sido desacralizado. No somos tan importantes. Y eso es liberador

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martes, 17 de junio de 2025

El fin del mundo de 2027

“Los UAP podrían perturbar los mercados y provocar comportamientos financieros irracionales. Si los inversores reaccionan a informes sensacionalistas o temores infundados, podrían crear burbujas o desplomes en ciertos sectores, y es nuestra responsabilidad anticipar qué sectores se desplomarían, cuáles se dispararían e invertir en ellos. Los UAP representan una oportunidad de oro para aumentar nuestras ganancias si gestionamos la situación con prudencia. Por lo tanto, respondiendo a su pregunta, habrá una divulgación gradual, poco a poco, según nuestro éxito en la identificación de nuevos mercados, y sí, la divulgación no depende de los gobiernos, depende de nosotros: el mercado”.


Si bien no es infrecuente que el mercado se pronuncie con semejante desfachatez cuando se trata de inversiones que nada tienen que ver con ovnis,  la citada declaración no es, hasta donde sabemos, un pronunciamiento oficial. Sin embargo, podría ser perfectamente algo que se dijo en la conferencia de acceso restringido que David Grusch  pronunció ante un reducido grupo de inversores a principios de 2024, poco después de sus explosivas declaraciones ante el congreso sobre programas encubiertos de tecnología inversa de naves de origen no humano.

En realidad,  la declaración proviene de un sitio que durante más de una década ha hecho las delicias de las mentes más conspiranoicas y los aficionados a la criptografía.


Se trata de una publicación de Forgotten Languages,  que combina párrafos en inglés con lenguas  “olvidadas”, al parecer artificiales, que muchos han intentado descifrar con dudoso éxito. Para los fines de este artículo ignoraremos el contenido codificado ya que lo que se puede leer en inglés es lo suficientemente escandaloso como para tomarlo en cuenta.


“Sabemos que en el año 2027 habrá una colisión con un asteroide; conocemos sus dimensiones y su órbita, y hemos calculado con absoluta certeza los efectos devastadores que dicha colisión tendrá en la civilización terrestre. No será letal, pero solo será la primera de tres colisiones, la última de las cuales provocará una extinción masiva. Según las simulaciones, todo ser vivo muere. Entonces, ¿por qué contactarlos?”


Como en el resto de las entradas, no se cita la fuente de la información, aunque se lee en el contexto de una hipótesis muy interesante: una civilización extraterrestre avanzada no entablaría contacto con otra destinada a extinguirse en menos de mil años. En este caso, Sol 3, es decir el tercer planeta del sistema solar, la Tierra. Sin mayores precisiones, podemos descartar la profecía como pura especulación, pero aún así observamos un pequeño detalle significativo: la fecha de la publicación, junio de 2022.


En 2022 Lue Elizondo, el ex agente de inteligencia que renunció a su cargo a causa, supuestamente, del secretismo impuesto por el gobierno a la investigación de los ovnis, lanzó una frase enigmática que pronto se volvería memorable en los círculos ufológicos. “Consiganse un pasatiempo” dicen que dijo “para los próximos cinco años, porque entonces todo quedará claro”. 


 Esto fue interpretado lógicamente, por todo aquel que sepa sumar 2 + 5,  como el velado anuncio de un acontecimiento de primer orden para 2027. Para algunos, un reconocimiento oficial de la presencia de inteligencia no humana en el planeta. Para los más optimistas, un contacto abierto. Para los escépticos, una nueva fecha para demorar la promocionada “desclasificación” un poco más. El que dice que Elizondo dijo lo que dijo fue otro agente de inteligencia, John Ramírez,  que al parecer no está impedido de hablar. Incluso Ramírez fue más lejos: afirmó que en 2027 se presentarían abiertamente a los humanos.


Aquí tenemos una contradicción: o bien los alienígenas se presentan o bien un asteroide colisiona con la tierra en 2027. A menos que los visitantes lleguen horas después, cuando el planeta ya esté limpio de homo sapiens. Lo cual sería muy pragmático por parte de ellos. 


¿Qué tienen en común ambas posibilidades? Que cualquiera de ellas sería un gran espectáculo. Y es evidente que alguien lo ha planificado. En julio de 2027 se conmemorará, como cada año, un nuevo aniversario del supuesto estrellamiento de Roswell. Pero no será como otro cualquiera. Se cumplirán 80 años. Será una buena ocasión para que muestren lo que tienen -sea real o inventado - o para que los parientes de los alienígenas caídos se presenten para arreglar las cuentas. Lo cual podría no ser un buen augurio para los terricolas.


Y si alguien piensa que estoy siendo cínico, veamos otro pasaje de Forgotten Languajes, donde esta vez quien habla parece ser un astrofísico encargado de envenenar los planetas del sistema solar para que otros no vengan a ocuparlos:


“Chocar nuestras naves espaciales contra la superficie de Júpiter o Saturno una vez finalizada su misión no es solo por diversión. De hecho, es la parte más importante de la misión. Primero, no queremos dejar rastro alguno de nuestra civilización tecnológica para que otros la encuentren; segundo, las cianofitas sobreviven al impacto, ¿entiendes?

 

“Hubo un evento fotométrico indicativo de actividad extraterrestre en esa luna. No fue una búsqueda específica, sino la suerte de observar esa luna en el momento oportuno. Verán, todo nuestro sistema solar es nuestra propia zona de negación; no queremos a nadie cerca, y no creemos en esas tonterías llamadas «club cósmico» o «amistad estelar». No estamos aquí para hacer amigos; estamos aquí para sobrevivir”.


Pero, ¿por qué las ficciones de Forgotten Languajes tendrían alguna relevancia aquí? Simplemente porque algunos de los informantes de la “desclasificación” ovni o UAP las han citado en sus redes sociales.


Hay en ese maravilloso sitio otras gemas pero no hay lugar para más aquí. Lo destacable de los ejemplos citados es que, aunque espantosos y probablemente ficticios, son enfoques perfectamente realistas. El esperado contacto podría no ser deseable, pero las masas no tomarán esa decisión. Han entregado su destino a unos psicópatas que durante ochenta años les dijeron que todo era mentira y en 2017, con grandes titulares en el New York Times, les dijeron que todo era verdad.


Si para 2027 no pasa nada digno de ser recordado, no faltará quien señale, no sin razón, que “sólo faltan veinte años” para completar un largo siglo de espera.


sábado, 7 de junio de 2025

EL LIBRO DE ENOC , LAS MUJERES DE LOS VIGILANTES Y EL PLAN DE FUGA

 


Introducción

En el Libro de Enoc, uno de los textos más crípticos y fascinantes de la literatura apocalíptica judía, encontramos una narrativa que va más allá del ya conocido episodio de los "hijos de Dios" y las "hijas de los hombres". Este documento, redactado entre los siglos III y I a. C., presenta un escenario complejo sobre la caída de seres celestiales que transgreden las fronteras del orden divino para mezclarse con los humanos. 


Pero un detalle poco explorado merece ser analizado con detenimiento: la aparición y posterior condena de mujeres Vigilantes, con nombres propios y destino igualmente trágico.

Este ensayo descubre un escenario imprevisto: el silenciado rol de las mujeres de los Vigilantes, el confinamiento de unos alienígenas sediciosos incapaces de propagar su especie, el complot de unos reos venidos del espacio y la utilización de los humanos como instrumentos para una fuga planificada. Si esto suena a ciencia ficción, es sólo por falta de contexto. Y es lo que en este artículo intentaremos proporcionar.


Un libro como puzzle 

El libro de Enoc no solo es tedioso - de hecho cuando comencé a leerlo era un fervoroso creyente y al terminar ya me había convertido en ateo- sino también escabroso -es difícil imaginar una estrella con genitales de toro- pero la historia que contiene sobre los Vigilantes lo hace único en su género y por ello es tan apreciado y citado por la ufología. 


En síntesis, el Libro de Enoc (especialmente 1 Enoc o Enoc Etíope) describe cómo un grupo de ángeles, los Vigilantes (en hebreo 'Irim, los que observan), desobedecen a Dios al descender a la Tierra y tomar mujeres humanas por esposas. Con ellas engendran gigantes (los Nefilim), que corrompen a la humanidad.


Lo que el lector desprevenido podría ignorar es que la historia sobre los Vigilantes no sólo está contenida entre los capítulos 6 y 36 del libro, como apuntan los exégetas, sino desperdigada a través de toda la obra. Los capítulos que narran la historia de los Vigilantes parecen las piezas de un rompecabezas. Y hasta en eso se parecen a toda la historia de la ufología.



Una tripulación mixta

Desde el punto de vista de un lector moderno, la historia de los Vigilantes sólo puede ser entendida como una expedición civilizatoria venida desde algún lugar del espacio exterior, o de algún otro universo o dimensión, o vaya uno saber de dónde, pero que los terrícolas interpretaron como seres angelicales llegados del cielo..


Sabemos dónde descendieron: el monte Hermón, entre Líbano y Siria. Conocemos su número: algo más de 200. También sabemos los nombres de sus jefes. Entre los principales se menciona una veintena y, aunque las versiones clásicas del libro no lo aclaran expresamente, la mitad de ellos podrían ser mujeres. De hecho, la versión en español de traductor anónimo consultada para este artículo, basada en la versión de R.H. Charles (1917), publicada por Ed. Elejandria y disponible para descargar en linea, diferencia hombres y mujeres en estos veinte nombres.Los encontramos en el capítulo LXIX del Libro de Enoc:


“Y he aquí los nombres de esos ángeles y estos son sus nombres: el primero de ellos es Samjâzâ, el segundo Artâqîfâ, y el tercero Armên, el cuarto Kôkabêl, el quinto Tûrâêl, el sexto Rûmjâl, el séptimo Dânjâl, la octava Nêqâêl, la novena Barâqêl, la décima Azâzêl, la undécima Armâ-rôs, la duodécima Batarjâl, la decimotercera Busasêjal, la decimocuarta Hanânêl, la decimoquinta Tûrêl, la decimosexta Simâpêsîêr, la decimoctava Jetlêlâl, el decimonoveno Tûrêl, el vigésimo Rû-mâêl, el vigésimo primero Azâzêl”.


La estructura del texto sugiere que estos nombres, insertos en una lista que alterna géneros y terminaciones fonéticas diversas, podrían representar una paridad de género entre los Vigilantes, ya que se nombra a diez varones y diez mujeres entre los principales. Esta distribución igualitaria de hombres y mujeres entre los miembros de la tripulación confiere al relato una insólita verosimilitud, ya que es lo que cabría esperar de una civilización avanzada. Algo que debe haber resultado particularmente escandaloso para la cultura patriarcal de la época.


De hecho, en el capítulo XIX se afirma que: "... las mujeres de los ángeles que se descarriaron se convertirán en sirenas…”


Es decir, la condena no fue exclusivamente masculina. Hubo Vigilantes femeninas que también transgredieron los límites y que, como castigo, fueron transformadas en entidades marinas marginadas.


La misión 

Los Vigilantes debían instruir a los hombres en los rudimentos de las artes y las ciencias incluyendo escritura, astronomía, física, agricultura, metalurgia, cosmética, etcétera. Sin embargo debían cuidarse de no enseñar a sus pupilos lo que Enoc denomina "ciencias prohibidas". Cómo pronto veremos, está extraña prohibición se aclarará por si misma.


Por otra parte, se les prohibió a los Vigilantes que tuviesen relaciones carnales con las mujeres humanas. Al menos esta es la versión del Antiguo Testamento: los hijos de Dios vieron que las hijas de los hombres eran hermosas y copularon con ellas. Sin embargo, esta interpretación no es del todo correcta si nos atenemos al relato de Enoc. Hubo mujeres de entre los Vigilantes que también se “corrompieron”, esto es que se vincularon con hombres terrestres. Por la misma falta, los Vigilantes varones se convirtieron en "ángeles caídos" y sus mujeres en "sirenas”. Se diría, sin mucho esfuerzo de imaginación, que los Vigilantes se vieron obligados a mudar su residencia desde las alturas a las profundidades: de la tierra para los hombres y del océano para las mujeres. Esta condena puede leerse como un castigo en celdas separadas pero podría ser simbólica y una forma de expresar que los Vigilantes, tanto varones como mujeres, habían sido esterilizados. Como pronto veremos, aquí se plantea un doble enigma. Estos disidentes ¿fueron esterilizados tras su condena o ya lo habían sido antes de emprender el periplo hacia nuestro mundo?



El complot

Así como las mujeres humanas atrajeron a los Vigilantes varones, las mujeres de los ángeles pueden haber resultado muy atractivas para los varones humanos. La atracción mutua entre la especie celestial y la terrestre es atendible pero incompleta. El libro de Enoc nos da a entender que hubo un complot. No que una noche salieron los ángeles de juerga, se tomaron todo el vino y embarazaron a todas las hembras humanas. Más bien parece haber sido un plan deliberado. 


Enoc nos cuenta que los Vigilantes “hicieron un juramento” para que, en caso de ser descubiertos, no recayera la culpa en uno solo de ellos. Lo cual nos lleva a pensar que los Vigilantes disidentes no estaban muy a gusto con la situación y la misión que tenían. ¿Por qué se expondría este grupo de insurrectos a un castigo terrible y casi inevitable? 


Una buena razón sería que hubiesen llegado como reos de su mundo natal, y aceptado integrar la tripulación como parte de su rehabilitación. Del mismo modo que muchos condenados se unieron a las expediciones que conquistaron América. 


Así, el comercio carnal con los humanos, más que entretenimiento o el simple gusto por la desobediencia, podría haber sido el primer intento de librarse de su condición de reos y escapar. Si estos vigilantes eran tan longevos como se cuenta, la condena puede haber resultado intolerable. El plan, desde el principio, habría sido camuflarse entre los humanos y “obsequiarles” un conocimiento tecnológico avanzado que, más que una muestra de generosidad, les serviría como un medio efectivo para su fuga. Para decirlo claramente, sólo podrían escapar sin ser detectados si se convertían en humanos con tecnología de punta.


Pero el plan falló. Al parecer, los Vigilantes y los humanos eran físicamente similares pero genéticamente incompatibles. De la cópula entre Vigilantes y humanos nacieron gigantes que pronto asolaron la Tierra. Para limpiar al planeta de esta plaga Dios ordenó un diluvio y los rebeldes fueron llevados a juicio. El buen Enoc intentó mediar a favor de los caídos, sin éxito. Mucho antes de las conspiraciones de los siglos 20 y 21, que hablan sobre acuerdos entre autoridades terrestres con emisarios alienígenas, incluso antes de Charles Fort declarando a principios del siglo 20 la misma idea, Enoc fungía como el primer intermediario entre los hombres y los dioses.


Conclusión 

Si estos Vigilantes -aunque sea en parte- están detrás de los modernos relatos de abducción del fenómeno ovni, es fácil entender por qué estos supuestos alienígenas no establecerían un contacto directo con los humanos: lo tienen prohibido. De igual modo, las supuestas manipulaciones genéticas denunciadas por los abducidos podrían revelar continuos intentos para lograr una compatibilidad reproductiva con los humanos. 


Ya sea que los Vigilantes fueran esterilizados antes o después del juicio, estando sometidos a un estricto aislamiento y vigilancia, sus posibilidades de sobrevivir resultarían escasas. Sólo un programa encubierto de manipulación genética a largo plazo, en un intento de hibridarse con los humanos, podría ofrecerles alguna esperanza. La transformación de mujeres Vigilantes en sirenas tras la caída podría aludir a una consecuencia, posiblemente no deseada, de la experimentación genética como parte del plan de fuga.


Si los relatos modernos de abducción tienen algún valor, se diría que los Vigilantes continúan en su desesperada lucha por la supervivencia. El plan podría haber cambiado con el tiempo incluyendo alianzas, traiciones y estratagemas sobre las cuales sólo podemos especular. Pero en esencia puede no ser muy diferente al que se vislumbra en esta lectura del libro de Enoc. Los ángeles, dioses o vigilantes intentan mezclarse con los humanos, proveyéndoles “conocimientos prohibidos” con la esperanza de que algún día, si tienen suerte, puedan “regresar al cielo “. Siempre y cuando los “vigilantes de los vigilantes” no los aniquilen en su huida. 


Cómo fácilmente se advierte, esta historia está lejos de haber llegado a su fin.


Del libro de Domingo Feriado “Manual de sucios trucos alienígenas", en preparación.

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sábado, 22 de febrero de 2025

El fin del sueño americano

Los drones se presentan

A finales del año 2024, tras el avistamiento masivo de “drones” en Estados Unidos, el secretario de prensa del Pentágono, Brigadier General Patrick Ryder en conferencia de prensa declaró: “No sabemos qué son o de dónde vienen, pero sabemos que no son una amenaza”. 

La oleada de drones había inquietado no sólo a la opinión pública sino al departamento de defensa, ya que estos drones se paseaban impunemente sobre bases militares y áreas estratégicas donde se almacenaba arsenal nuclear. Fue tal el desconcierto de las autoridades que el FBI solicitó a los ciudadanos enviasen registros fílmicos para ayudar a descubrir el origen de los intrusos. Las cosas se empezaron a poner un poco raras cuando agentes del FBI asignados a la investigación denunciaron que los drones los habían seguido hasta sus domicilios particulares, permaneciendo suspendidos a baja altura durante horas.

Invisibles al infrarrojo y la radiofrecuencia

Estos drones no lucían exactamente como los drones militares. Los informes iban desde cuatro a 180 avistajes por noche. Hay casi tantas descripciones como testigos, pero algo en lo que la mayoría concuerda es que tenían hábitos nocturnos y el tamaño aproximado de un automóvil. Algunos eran silenciosos y otros emitían un ruido semejante al de un helicóptero. Un detalle mencionado a menudo y que podría dar cuenta de la multiplicidad descriptiva es que estos aparatos parecían transfigurarse en pleno vuelo. Los testigos podían ver lo que en principio era interpretado como un grupo de estrellas hasta que empezaban a moverse erráticamente y adoptaban una formación triangular como las luces de posición de un dron (rojas, verdes y blancas). Aunque los colores eran los correctos, estas luces a veces aparecían invertidas. En otros casos pasaban de ser un orbe que aumentaba de tamaño hasta convertirse en algo similar a un avión o helicóptero, siempre sin insignias ni identificación alguna. Solían permanecer inmóviles durante horas y escapaban a una velocidad estrepitosa cuando una patrulla oficial se acercaba para interceptarlos. Resultaban invisibles para los helicópteros equipados con cámaras infrarrojas y tampoco podían ser detectados por radiofrecuencia. Durante la oleada, que duró tres meses, ningún dron fue derribado, al menos oficialmente y aunque se los vio salir y sumergirse del océano, jamás pudo determinarse dónde se ocultaban o abastecían.


Los drones saludan a Trump

Semanas antes de asumir la presidencia, en plena fiebre de los avistamientos, Donald Trump aseguró que iría hasta el fondo del asunto y revelaría la verdad sobre los drones a sus electores. Los drones ya habían “saludado” a Trump el 4 de enero cuando, tal vez aprovechando la proximidad del Arsenal Picatinny -que sobrevolaron alegremente más de diez veces- se dejaron ver en el Nacional Trump Golf Club, propiedad del presidente electo.

En efecto el 28 de enero de 2025, ocho días después de asumir, Trump envió a la vocera presidencial Karoline Leavitt a comunicar la gran noticia: los drones habían sido “autorizados” por la FAA, la Administración Federal de Aviación, para realizar “investigaciones” no especificadas. Esta explicación provocó cierta inquietud en los más crédulos, la burla de los incrédulos y la ira de algunos gobernadores de los estados involucrados, siendo New Jersey el principal ya que las oleadas parecieron concentrarse allí durante el tiempo que duró la invasión.


No acatan las reglas pero les encanta el streaming

No era la primera vez que vehículos aéreos de origen desconocido sobrevolaban sin problemas instalaciones militares y áreas restringidas en diversos lugares del mundo. Lo habían hecho sobre Escandinavia en 1934 y también antes y después de la explosión de las bombas atómicas sobre Japón, sobrevolando las instalaciones secretas donde las bombas se fabricaban. Pero era la primera vez que la invasión del espacio aéreo de la mayor potencia bélica estaba siendo registrada y transmitida para todo el mundo, muchas veces en directo, gracias a la conectividad de internet, sin que nadie lo pudiera ocultar. Quedaba claro, para quien quisiera verlo, que por encima del máximo poder político, económico y armamentista del planeta había algo que ningún gobierno podía controlar. 

Algo que no tenía un rostro, pero se comportaba de modo inteligente y cuyas intenciones eran una incógnita, excepto por el hecho de que parecían haber querido dejar un mensaje extremadamente claro para los ciudadanos de la Tierra. 

Habían dejado en claro que existían, que no necesitaban el permiso de ninguna autoridad terrestre para volar por donde se les antojara y que, además de conocer bien nuestra cultura no carecían de cierto extraño sentido del humor.


Esta vez nadie se suicidó, ni siquiera el jefe de la Fuerza Aérea.

Los dioses habían vuelto recargados, y elegido como escenario para sus exhibiciones el mismo lugar donde aterrizaron los marcianos en la adaptación radiofónica de la novela de H. G. Wells: New Jersey. 

Ochenta y siete años después de aquella emisión nadie se acordó de La Guerra de los mundos cuando irrumpieron los drones, ni del pánico desatado aquella terrorífica víspera de Halloween de 1938. Esta vez nadie se suicidó, ni siquiera el jefe de la Fuerza Aérea.

El tiempo no había transcurrido en vano. Los terrícolas ya estaban en mejores condiciones para cuestionar la veracidad de los comunicados de prensa y, sobre todo, para aceptar la incómoda noción de que ya no eran la especie dominante del planeta. Porque, a fin de cuentas, nunca lo habían sido.

(Extracto del libro  de Domingo Feriado "Manual de sucios trucos alienigenas", en preparación)

Wernher von Braun: testigo silencioso

 "La última carta será una amenaza extraterrestre." Así, casi como quien dicta una profecía, Wernher von Braun habría advertido a ...